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El Tercer Censo es el núcleo estructural del universo simulado en The Corporate Wars. No se trata de un simple catálogo de planetas ni de un mapa de rutas, sino de una base de datos activa, descentralizada y asincrónica, que modela los elementos físicos y lógicos del Espacio Cartografiado.

Define qué existe, qué está conectado y quién puede ejercer autoridad sobre qué.

La información no es estática: evoluciona con el tiempo, se transmite de forma parcial y presenta retardo según el flujo de información real.

Este comportamiento no es un artificio narrativo, sino una consecuencia directa del modelo: mundos, rutas y estructuras de poder se almacenan, procesan y actualizan dentro de cuentas programáticas derivadas (PDA), ancladas a programas específicos.


Mundos como nodos dinámicos

Cada mundo es una cuenta programática derivada (PDA), cuyo contenido está comprimido en un Merkle Tree que representa un perfil deshidratado del planeta: datos esenciales codificados de forma eficiente y verificable.

Esto incluye población, nivel tecnológico, régimen jurídico, PIB estimado, tipo de gobierno, clima y otros atributos clave.

Además, cada mundo mantiene un historial de versiones. En lugar de sobrescribir su estado, cada cambio se almacena como una diferencia (diff) sobre la versión anterior, permitiendo reconstruir su evolución con precisión en cualquier momento del pasado.

Estos mundos no existen en aislamiento: están enlazados por rutas que determinan no solo el tránsito físico, sino también el acceso a información actualizada, órdenes válidas y autoridad aplicable.


Rutas, visibilidad y gobernanza

Las rutas de salto son cuentas programáticas derivadas que representan todas las conexiones funcionales entre mundos. Registran su latencia, volumen de tráfico, condiciones operativas y restricciones.

Son entidades técnicas, pero también políticas: permiten o bloquean la transmisión de órdenes, mercancías, datos y poder.

El sistema simula un universo asincrónico y parcialmente visible. Cada mundo ve solo lo que ha sido transmitido a través de sus rutas activas.

No existe una verdad global instantánea: dos mundos pueden mantener versiones distintas del mismo hecho, dependiendo de su posición en el grafo topológico y del retardo en la propagación de información.


Sobre este entramado operan las Políticas, las entidades de gobernanza del sistema.

Ninguna puede aplicar autoridad en abstracto: necesitan mundos bajo control y rutas operativas que las conecten.

Sin esa infraestructura validada por el sistema, su capacidad de acción es nula o simbólica. La autoridad depende de la topología: no se gobierna donde no se alcanza.

El conjunto es, además, una estructura viva. Los mundos pueden fundarse, cambiar de manos, ser terraformados, abandonados o destruidos.

Las rutas pueden cerrarse, degradarse o abrirse por decisión diplomática, eventos sistémicos o cambios tecnológicos.

Todo ello queda registrado y reflejado en las cuentas programáticas del Tercer Censo.


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